
A propósito del 8 de Marzo hay muchísimas cosas que cambian, cuando eres mujer, tu opinión siempre es minimizada, nunca se te toma en serio, tienes que esforzarte el doble para que te escuchen, nunca falta quien te dice algo, comentarios que resultan denigrantes, si te arreglas es porque andas buscando quien te haga el favor, si no te arreglas es porque eres una fodonga y hasta poco femenina, si te enojas la culpa es de las hormonas, si estás contenta, es porque te "atendieron bien" si tienes un gesto amable con un hombre te le estás ofreciendo, si no lo tienes eres "frígida", recibes fotos de penes como proposición de salir, se siente mucho miedo caminar en una calle oscura o solitaria, peor con ambas características, además de trabajo, tienes que esforzarte por tener una casita de ensueño, eres la primera en levantarte siempre, no te puedes enfermar, cansarte y ni se te ocurra sentir un poquito de pereza, porque eres una mujer desobligada, sucia, floja e irresponsable... Peor si eres trans, porque vas contra todo y todos, desde la naturaleza, pasando por la sociedad y ni que decir de ciertas religiones, pero, exactamente eso, esa palabra maravillosa que suena también a que puede venir algo mucho mejor.
Pero contra todo eso, cuando empiezas a cambiar, a ser tú misma, es como quitarse unas pesadas cadenas, te sientes libre y ligera, te sientes feliz y plena. Un día después de casi no dormir por las molestias en tu pecho, te das cuenta que ahora ya se les puede llamar pechos y hasta les hablas con cariño animando a tus niñas a que sigan creciendo, son el símbolo de tu feminidad reclamando su lugar en el mundo, te comienzas a arreglar para ti, porque te sientes bella, nada más importa, estás siendo tú, lloras de alegría, de enojo, de tristeza, de emoción y pierdes el miedo a demostrar tus emociones, te sientes más libre, cuando te gritan algo en la calle, te das cuenta que ese que te gritó es demasiado cobarde para decirlo de frente, sin que haya más gente para ocultarse entre los rostros anónimos, tú no necesitas ocultarte y te sientes valiente, más que nunca, con un par de tacones, alcanzas el cielo y te sientes tocar las estrellas, aprendiste a soñar, luego notas que se espera demasiado de ti, te esfuerzas el doble, el triple y te acostumbras y te descubres a ti misma completamente valiosa, valiente, bella, inteligente, fuerte y sobre todo te sientes tú misma.

Comparando ambas perspectivas, tengo una conclusión, ser mujer es lo mejor que te puede pasar, aunque te quieran imponer lo contrario, bienvenidas a este mundo de hombres en el que aprendimos sin ningún tipo de violencia a vivir felices, dominar cada aspecto de ese mundo de hombres, porque tuvimos la bendición de ser mujeres.
Comments